Josefina Aldecoa, una mestra escritora o una escritora maestra, que se va dejando un legado ejemplar.
"Creo firmemente en la independencia de la mujer, que necesariamente debe pasar por su autonomía económica. La mujer tradicional española ha heredado la creencia de que debe ser el alma del hogar y, si es preciso, ser una esclava de sus obligaciones, de sus hijos y de sus parejas. Abandonar esa idea es necesario, pero no se produce de la mañana a la noche. El mensaje que debe recibir la mujer es que puede hacerlo, pero para eso deben comprometerse las instituciones, ofreciendo caminos concretos para que la mujer pueda liberarse. Desde luego, esos caminos se inician en la educación y en los centros de enseñanza, pero hasta que la metamorfosis sea intrínseca hay que ofrecer oportunidades. Hace 100 años la mujer no podía cortar sus grilletes aunque estuviera en la misma situación que ahora: no le amparaba un Estado de Derecho ni una sensibilidad concreta, ni siquiera las leyes estaban de su parte. Hoy sí. Lo que sucede es que la mujer debe saber que cuenta con ese apoyo, y también debe saberse libre y buscar su autonomía económica como un principio vital."
"Antes de nada distingamos educación y enseñanza. La educación la dan los padres. Las normas de conducta, las creencias, los principios y la ética: ahí está todo. Y se educa desde el primer año de la vida del niño. La infancia entera es decisiva, pero no podemos olvidar que ésta empieza desde el nacimiento. La enseñanza por su parte es un apoyo a la educación. Es la transmisión de conocimientos. Pero no puede sustituir, ni aunque quisiera podría hacerlo, la acción de la familia. Ambas se conjugan en procurar felicidad, y entiendo por felicidad la satisfacción de aprender a hacer algo que merezca la pena. Me da igual que sea escalar una montaña o hacer un transplante de corazón."
"Mis cuadernos me acompañan todo el año: los de enseñar y los de escribir. Tengo 80 años y todos los días me levanto para ir al colegio. No puedo renunciar a la enseñanza, me da vitalidad. Me liga a la sociedad y a la sabia nueva. Me estimula el día a día. Me gusta tener la obligación de acudir a las aulas. Tener la oportunidad de relacionarme con los padres y las madres, con el profesorado y con los alumnos. La literatura en cambio es un trabajo solitario. Escojo el verano, que lo tengo de maestra y por lo tanto es largo, y lo dedico a ordenar todas esas notas que he ido apuntando durante el curso y que pueden terminar siendo una novela o un cuento. O nada."
"Soy mayor, pero eso no significa inactividad ni perder la curiosidad. Mi madre murió con muchos años, y a la edad que tengo yo ahora se puso a estudiar inglés porque decía que era una asignatura que tenía pendiente. Consiguió leer en esa lengua. Esto corrobora mi convencimiento de que la vejez está muy desaprovechada. No sé si las neuronas se mueren, pero sé que las que quedan siguen activas. Hay que aprovecharlas para hacer cosas útiles, y no sólo ejercer de abuelos, también buscar actividades y experiencias individuales que dan sentido a la vida hasta el final."
Josefina Rodríguez Alvárez, conocida como Josefina Aldecoa, nació en La Robla (León) el 8 de marzo de 1926. Su familia estaba vinculada a la enseñanza, su abuela y su madre eran maestras, próximas a la ideología de la Institución Libre de Enseñanza. A su madre dedica el libro por el que simpre será recordada "Historia de una maestra". Durante los años de facultad en Madrid, entró en contacto con un grupo de amigos que luego formarían parte de la llamada “Generación de los cincuenta”: Rafael Sánchez Ferlosio, Jesús Fernández Santos, Alfonso Sastre, Carmen Martín Gaite e Ignacio Aldecoa, con quien se casó. Tras el fallecimiento de su marido, estuvo retirada de la literatura durante un tiempo, pero cuando vuelve lo hace usando su apellido, Aldecoa, ella dice que como homenaje. Paralelamente a su dedicación literaria, se dedica en cuerpo y alma a la docencia. En el año 1959 fundó en Madrid el Colegio Estilo, inspirado en las ideas defendidas en su tesis doctoral, los modelos pedagógicos de los colegios que visitó en sus viajes de estudios a Inglaterra y Estados Unidos y en los valores del krausismo, base ideológica de la Institución Libre de Enseñanza, colegio que a día de hoy sigue funcionando, dirigido por su hija.