martes, 28 de abril de 2009

Principio de Arquímedes

El principio de Arquímedes, el originario, el del propio Arquímedes, afirma que todo cuerpo sumergido en un fluído experimenta un empuje vertical y hacia arriba igual al peso de fluido desalojado.

Hay una película de Gerardo Herrero, titulada como este principio de la Física, es decir, "El principio de Arquímedes". En esta película, se encierra una nueva versión o reformulación del mencionado principio, que su guionista, Belén Gopegui, concreta tal que así: "Todo cónyuge, o miembro de una pareja estable, con una trayectoria profesional ascendente experimenta un deseo de abandono a su cónyuge estancado igual en valor al incremento de su sueldo, relaciones y contactos". Se pueden hacer matizaciones, sin duda, porque quizá esta versión del principio no sea tan precisa ni medible como la original de Arquímedes, pero es un buen planteamiento.






Me ha parecido muy interesante el guión. Aparecen muchos temas que te hacen pensar sobre las exigencias de la vida laboral actual y cómo inciden en nuestra vida familiar. Muy especialmente, queda reflejada la crisis en la vida conyugal que lleva cada conflicto y la dificultad añadida que implica abrirse un camino en muchos sectores laborales si se es mujer. Esto último se plasma muy gráficamente con la madre exitosa que se siente culpable por la falta de tiempo para atender a su hijo, al que constantemente compra pijamas, porque casi siempre llega a casa a la hora de acostarlo. Curiosamente el padre, en situación similar, no se lo planea. Pero también se da el caso en la otra pareja que ella pasa a tener una vida laboral absorvente, y él quien se ocupa del hijo, con total normalidad, mostrándose con eso, que el conflicto no tiene que ser una cuestión necesariamente sexista, puede pasarle a cualquiera de los progenitores o no, no debe haber un plus por tratarse de la "madre", pero en la otra pareja esa culpabilidad sí existe. Pero no es una película de "buenos" y "malos" exactamente, al menos en cuanto a los protagonistas, más bien, se trata de mostrar que según la concepción que se tenga, varía la manera de cada cual a la hora de afrontar esos conflictos de la vida. Será el espectador el que después, según su propio criterio, se coloque más próximo a uno u otro de los personajes.



La película es de 2004, y a penas un lustro después, tiene determinadas cosas que allí aparecen, que debido a la terrible crisis que nos asola, me la han hecho muy presente porque hay muchos otros temas que discurren paralelamente a lo que es la trama de la viviencia personal de los protagonista. Aparecen reflejadas situaciones que todos nos planteamos: qué papel tienen los sindicatos, el problema de la manipulación de los trabajadores mediante métodos a veces sutiles y desde luego amorales; o dónde queda la "dignidad" en el trabajo cuando se dan determinadas situaciones de necesidad. El alegato del personaje que interpreta Vicki Peña es conmovedor y con él, de alguna manera, muchos nos sentiremos identificados.


Algunas frases:

"_ Algunas veces te miro y me preguntó si no me estaré equivocando.
_ Crecer es lo que hacemos después de equivocarnos."

" No es lo mismo ser un fracasado que una fracasada. Un fracasado tiene halo romántico, Una fracasada no existe, es insignificante."

" Hay personas que piensan que el mundo se divide entre los que flotan y lo que se hunden"

Y una interesante reflexión sobre esa frase que se usa mucho en el ámbito laboral cuando hay que tomar una decision drástica con efectos negativos para uno: "no es nada personal, es una desición profesional". "Personal" y "Profesional" no son dos términos antagónicos. Lo contrario de personal es impersonal. Los trabajadores no dejan de ser personas, luego todo es personal siempre, otra cosa es que no se personalice, y si es así, entonces se debería decir que son medidas "impersonales" como mucho, pero eso no queda bien. O algo así.

De todos, modos no sé si fue buena idea volver a ver esta peli en esta conyuntura actual... En fin.

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